Mi vida no ha sido tener el gusto por los libros, mi ansiedad no me lo permitía. No me gustaba ir a la escuela, lo mío era estar a al aire libre, siempre corriendo o trepada a los árboles, o persiguiendo mariposas, y tantos otros juegos, me costó mis buenas penitencias.
Estudie primaria y tres años de comercial en la escuela Alfonsina Storni, antes profesional de mujeres. Era como una secundaria y después se podía entrar a la universidad, cosa que yo no hice lamentablemente.
A los quince años empecé a trabajar, aprendí a tejer y con ese oficio pude salir adelante por muchos años. Después conocí a Hugo, transitamos ya cuarenta y dos años, con dos hijas y cinco nietos hermosos.
Hoy soy jubilada y estoy muy agradecida a Dios, me ha acompañado muy bien.
Todavía voy a bailar tango con Hugo, me gusta divertirme, amo la vida y me rio mucho. Disfruto la familia y mis amigos, aunque no todo son flores, he pasado como todo el mundo mis momentos no tan buenos, y si tengo algo en el debe de la vida, es una profunda nostalgia de esa niña de guardapolvo blanco que no supo o no pudo aprovechar la oportunidad de agarrar los libros, que no muerden, como me decían mis padres.
Carta a la casa de Barrio Belgrano
https://drive.google.com/file/d/18DsPFXv2KLae805vbyVcMgLnQqBqfN_N/view

Comentarios
Publicar un comentario